Nuestro tiempo no es un tiempo de cambios, sino un cambio de época. Es un momento de umbral, de tránsito hacia otra cosa que no conocemos, por eso es tan difícil asir la realidad, conocerla, explicarla, porque hay algo que la empuja hacia lo nuevo.

Agradezco la invitación de “Educa y Transforma” a reflexionar y compartir esos cambios pequeños y cotidianos que vemos necesarios para abrir una nueva “época” en los espacios educativos. Esos cambios que permiten el crecimiento de cada persona y de todas las personas.

El implacable ritmo de nuestra vida cotidiana acaba por dar carta de ciudadanía a prácticas educativas que llevamos a cabo sin tiempo para reflexionar en su verdadera raíz y su verdadero objetivo, su por qué y su hacia dónde.

El horizonte de sentido, la coherencia de la línea educativa hacia ese horizonte y el entramado de las pequeñas actuaciones que tejen la experiencia educativa, requieren un tiempo sosegado de reflexión personal y grupal compartida; así como de criba conjunta de nuestras prácticas cotidianas. Creo que esto es esencial para todos los agentes que estamos implicados en esta vocación-tarea que es la educación.

Considero, por tanto, una interesante idea el sacar un tiempo para implicar nuestra mente en la consideración de los retos que esta película plantea.